domingo, octubre 25, 2015

EL SILENCIO



Paul Klee


Una vez más nos sorprende Ramón Santaella. 

Y no porque sea una sorpresa este poema que nos envía, sino porque la pregunta que sobreviene es si se trata de un poeta metido a geógrafo y científico social o si por el comtrario es la contemplación del paisaje geográfico y humano el que lo conduce a esta reflexión sobre el silencio.

Nosotros apostamos a que es el poeta que hay en él lo que dictamina sus rumbos, sus palabras y sus haceres. Y he aquí un testimonio de ello. 

Sus preguntas aún quedan buscando respuestas. 

EL SILENCIO

Tomo por asalto el silencio residual del bullicio cotidiano

Supuesta intimidad para dialogar conmigo mismo en la construcción de los conceptos necesarios para sobrevivir como humano

Aprovecho la circunstancia del momento cualquiera para intimarme durante minutos y segundos

Me nutro de pensamientos cuando invento tiempos para construir sueños y forjar ideas de supuesto compromiso imaginario, hasta comprobar cada una de las propuestas

Entonces presiento la palabra adherida como hiedra sobre la roca como si fuese  pertenencia escondida

Infinita propiedad pensada, mil veces compañera, sin delación alguna de lo poseído

Es cuanto poseo, más allá de la sonrisa dibujada en mis labios como huella gozosa de un universo íntimo, imaginario

¿Acaso cinismo personal ante la vida o cobardía ante lo acontecido?

No es necesario revelar palabras ni compartirlas con alguien que no escucha

Solo basta cerrar los ojos y evitar denuncias provenientes de la mirada

Suficiente, sentir la brisa en el rostro para descubrir asombros y sospechas

Gritar en el silencio un momento de acoso, sin presión alguna por sentirnos en el lugar indicado

Sirva ese lugar  para construir nuevos silencios y palabras íntimas, mudas tal vez, como muestra de la pertenencia acumulada

Tan nuestras las palabras como susurro del viento que brinda caricias y recuerdos, sin compromisos en la espera

Y cuando vuela el pensamiento hacia espacios de absoluto imaginario, trascendemos en sueños más allá de las eternidades

Presentimos que el horizonte permanece vacío de recuerdos escondidos en posible infinitud como si fuesen inconclusos o simples palabras poblando el recinto de los deseos

Entonces, se exalta el pensamiento en el instante del susurro y demanda de los dioses la libertad de la palabra prisionera

Musa real en la construcción imaginaria de universos en el tiempo de las edades

¿Acaso, todo depende del silencio obligado o habrá de inventarse hechos que perturban los momentos?

Silencio y palabra han de reinventarse hasta transformar los segundos de la espera

Suficiente para construir sueños en la conformación de los deseos

Y la palabra ha de permanecer escondida en el extravío consciente del silencio, ignorando susurros y asombros.

Ramón Santaella Yegre


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