Acabo de recibir esta hermosa oración, cuando se celebra el Año Nuevo para los hebreos en todo el mundo. Su belleza me hace compartirla,
porque bastaría que todos cumpliéramos cada día con ese ritual, para que el mundo,
lejos de estar dividido, se encontrara en un mismo territorio de ternura,
amistad y amor.
Ojalá se convirtiera en oración de amanecer, en cada boca, cada respiro, cada corazón de este planeta desolado. En canto colectivo del hombre, dondequiera que esté. En verdadero credo del más humanísimo vivir.
Esta es la oración Judía de Rosh Hashaná,
como un
pequeñísimo homenaje al
misterio de la
vida que nos acoge,
nos abraza y nos
bendice:
Que tus despertares te despierten.
Y que al despertarte, el día que comienza te entusiasme.
Y que jamás se transformen en rutinarios los rayos del Sol que se filtran por tu ventana en cada nuevo amanecer.
Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruce en tu camino.
Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque "solo" se trate de pan y agua.
Y que encuentres algún momento durante el día, aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo Alto y agradecer, por el milagro de la salud, ese misterio y fantástico equilibrio interno.
Y que logres expresar el amor que sientes por tus
seres queridos.
Y que tus brazos, abracen.
Y que tus besos, besen.
Y que los atardeceres te sorprendan, y que nunca dejen de maravillarte.
Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer por la tarea satisfactoria realizada durante el día.
Y que tu sueño sea calmo, reparador y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu trabajo con tu vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio.
Y que no te creas más que nadie, porque, solo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.
Y que no te olvides, ni por un instante, que cada segundo de vida es un regalo, un obsequio, y que, si fuésemos realmente valientes, bailaríamos y cantaríamos de alegría al tomar conciencia de ello.
David Lutwak