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Mayo
también alcanza
a ser un mes de
adioses
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Las hijas del sol
esas hermosas esporas
ataviadas de luz
que cubren las hierbas
tempranas con un
canto de espirales
en un instante se
vuelven oleaje de
polen para resembrarse
hebras de luna en
vuelo colibrí
asaeteando la noche
y el día
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Y entonces se convierte
en un paisaje de
melancolías un tejido
roto al que se le han
marchado los hilos
que tejían la vasija
de un tiempo inconcluso
Y sin embargo mayo
esparce un fulgor de ternura
un bocado de rosa
escalando la estatura
de un un jazmín
un renacer de jilgueros
rondando los territorios
de un siempre grabado
en la caligrafía del
viento
Otras veces mayo se
trastoca en un espejo
opaco para fugarse a un
junio al que se le habían
perdido los abriles
Y a mayo de pronto
se le escapó el gorjeo
de los pájaros
el asimétrico canto
de las chicharras
para dejar a solas
el recorrido hacia un
pasado que nunca soñó
ser presencia
Mayo es un mes que
alguna vez se vistió de
alegrías robadas al
hemisferio sur de los
sueños mansos y que
se deshizo en un tropel
de guijarros danzando
sobre un pozo seco
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Samuel Barber
Adagio para cuerdas
Leonard Berstein
Gabriel Fauré
Apres un reve
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