jueves, abril 17, 2008

TU CORAZÓN HECHO DE MIGAS



a chilita


No supieron las células nuevas
en qué tesoro de vasijas se habían
ido a anidar ni pudieron advertir
las tesituras del organismo
en el que se apostaron de improviso
para crecer vertiginosa y despiadadamente
sin conocer las transparencias
que le servían de murallas ni los dulzores
que emanaban de sus concavidades

Ocurrió como si las leyes de la vida
se hubiesen roto de pronto para
dejar entrar el caos y el destrozo
que silencia cantos amortaja
caricias y acalla suspiros
pero sabemos que no fueron
las circunvalaciones acuáticas
las que fallaron en acudir a los sitios
de sequía sino el humo oscuro de las
calles el crujir de las balas en las noches
el llanto inacabado de los niños
la soledad majestuosa que se vuelca
sobre los días más ruidosos
los que resquebrajaron los vasos
comunicantes para convertirlos en
una trampa feroz de dolor e intemperancia

No pudo su corazón hecho de migas
de avena contener el ataque feroz
que la dejó recogida sobre sí misma
como volviendo a los tiempos de sus orígenes
no pudo la madeja incandescente de sus
crinejas abortar la química insensata de
una ciencia a espaldas de la maquinaria
asombrosa del hombre
ni la largura interminable de sus abrazos
contener la tempestad de estremecimientos
que se volcaron sobre sus inocencias

Tuvo que ir cediendo su raigambre
de jobos su esencia de confitura
tan lentamente como se desliza
la melancolía en el hijo
que se va y no retorna
como el rubor que se convierte en
hendidura del alma
en lágrima atrapada en el vértice
de párpados que ya no lloran

Y sin embargo no dejó de encender el retoño
de su sonrisa ni de repartir sus bendiciones
entre las desmesuras del agua y la partitura
en ritornelo de su frágil geografía de sueños
inconclusos bordados en cruz en aquellos hilos
que hacían danzar sus manos laboriosas
como si fuesen diminutas abejas
en labores de panal

Se nos fue a destiempo como cuando se represa
un río en su nacimiento o se hiere de ala
el vuelo frugal de los pájaros
en su travesía hacia la vastedad de los cielos
como quien clausura la noche
para que deje de sorprender el resplandor
de los amaneceres o confina el asombro
a los apagados vagones del dolor
sin que el amor logre acunarlo
en sus eternos floreceres

Se fue en fuga en dirección inversa
a la savia hacia las raíces de los lirios
y los azahares en busca del regazo materno
que nunca dejó de esparcir sus guarapos
milagrosos sobre los transeúntes que se detenían
en el porche de su delantal oloroso a maíz

Conocía de memoria las huellas de aquel
agosto que deshizo la magia de todos los
calendarios hasta hacer de los días
un retazo de tiempos sin historia y se fue
sin querer irse de aquellas risas
que forjó desde la destemplanza de los otros
para reinventar reverdeceres desde
la cima de un pañuelo que nunca dejó
de enjugar los sinsabores de los patios
desasistidos de flor de baile

Se andará preguntando por las edades
antiguas de marcos y rafael
encaramados en los andamios de la alegría
para reponerle a la abuela sus horas sin
azafate y le estará llevando a esteban
recados de piña y sus viejos utensilios
de maestro de obra para que recomponga
una casa con paredes de enredaderas y
solares de bromelias

Tal vez allí en ese recinto del porvenir
aflore de nuevo en su rostro la urdimbre
resplandeciente de sus horas niñas

Mientras en este intervalo incesante
otra vez la ida se convierte en un
regreso anticipado de tristezas antiguas
como si todas las penas se juntaran
en el diámetro de las telas que recubren
la palabra que no tuvo aliento para
regalarle a los niños el corazón
de las pomarrosas aún a sabiendas
del viento gigante que amortaja
el tiempo finito de los ciclos solares

Y se nos hizo angosto el horizonte
para contener el dolor
estrecha la nomenclatura de la lágrima
para avivar los paisajes de las devastaciones
diminuto el espacio del alma para
poner en movimiento todo aquello
que se detiene en el umbral de los
cristales avenidos en espejos
sin tulipanes ni asomo de candilejas

Y sin embargo es nuestra la tarea
de dinamitar la tristeza para que mañana
los pliegues de tierra cobijen
los gajitos de mandarina
y la sal resguarde los suspiritos de agua
que vertimos sobre el universo
para dejar las señales de la vida
que aún tenemos que vivir

17 de abril del 2008


mery sananes

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