Como en todo nacimiento descendieron
en tropel acuático hacia el horizonte vertical
de la utopía elevándose como libélulas hasta
el regazo sagrado del asombro
Aguardaba el recinto infinito de un abrazo
que ya se había delineado en la casa primera
de un continente marino que contenía ofrendas
de caricias y suspiros bordados sobre la espuma
de un oleaje hecho de corales de amor y mágicas
esporas devenidas en trapecistas de ilusión
Y en el mismo abril que inundó el azul de sus raíces
aquellos dos caballitos de mar irrumpieron en alegres
colibríes en vuelo hacia la comisura de un beso hecho
de ana mandarinas
Y desde entonces un torrente de risas le da
sonoridades de mandolina a los amaneceres
las pupilas se atavían de arreboles por los cuales
pasa toda la luz del universo y entre sus manos
las encrucijadas de la vida se convierten en el
espejo de un tiempo hecho de ternuras
Cada uno remonta la humedad de las hierbas
se trepa sobre el viento y pinta de verde
los lienzos de la noche
Cada uno desde la levedad de la arcilla
recompone el origen de todo lo que vive
adherido a las golosinerías que viajan subterráneas
en la hondura de los pozos
Cada uno anida en el sueño convexo de sus
párpados la liturgia de los floreceres y la
arista ritual de un pentagrama inconcluso
Cada uno a tres años de estadía en este territorio
de tristezas escribe en el lenguaje de los pájaros
en el abecedario musical de las chicharras en las vocales
que la lluvia deposita en el corazón de los saltamontes
el testimonio fluvial de los tiempos que vendrán
21 abril 2010
mata
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