Acabo
de recibir este mensaje. Su fuente es internet. No tiene firma ni autoría, sólo
dice y no es poco decir, de sus amigos sobre DANIEL TINOCO, porque de alguna
manera recoge un sentir colectivo, no sólo por su asesinato, sino por el de tantos
otros jóvenes.
Habla
de un país perdido y de quienes salen a buscarlo sin otra referencia que el
valor. Y deja testimonio de cómo el odio atravesó el cuerpo de Daniel y lo dejó
caído sobre el petróleo, como a tantos.
Y
habla de la imagen de un río que desde sus más pequeñas vertientes alcanza el
caudal del Orinoco, un río gigante que atraviesa el país entero. Y dice que el
país está seco, que la tierra está seca, seca en el alma, seca de mucho.
Y
dice que sobre
ese río bueno debemos navegar todos, buscando la libertad, la justicia y la
igualdad.
Y
quisiera agregar a este mensaje que mientras no detengamos el odio, mientras no
nos encontremos en el otro que somos, mientras no nos deslastremos de todo aquello
que no pertenece a nuestro linaje ni cumple con ese deber de mejoramiento moral
para con nosotros mismos, de ternura para con los nuestros y de solidaridad y
sacrificio para con la humanidad (Pío Tamayo), mientras continuemos esta guerra
entre hermanos, dirigida por quienes se encuentran a salvo de las balas y el
fuego, la sequía continuará y el aguacero convertido en río, se seguirá tiñendo
de sangre, y no podrá nutrir la tierra para que retoñe la vida que se nos ha
ido, por decisión de otros.
Y que es necesario trabajar incansablemente hasta alcanzar la libertad, la justicia y la igualdad, mediante la acción pacífica, mayoritaria y contundente, de un pueblo-colectivo organizado y consciente, dedicado a construir su propia historia, y no ir al remolque de la que otros le han impuesto, a fuerza de masacre, miseria y sufrimiento. mery sananes
ESCRITO POR SUS AMIGOS
SOBRE EL LÍDER ESTUDIANTIL
DANIEL TINOCO
ASESINADO EL 10/03/2014
EN TÁCHIRA
Salió
hace un mes de su casa a buscar un país perdido, dejó su calculadora, su lápiz
y su cuaderno y a su cama y su familia. En la calle día y noche buscando su
país perdido sabiendo que en la patria de hoy para el joven no hay futuro, el
futuro es sin futuro. Y caminó con su gente en una y otra cruzada, y se entregó
a la vigilia y olvidó cama, almohada, silencio y ventana cambiándolos por
colchones, toldos y barricadas. Sus sueños eran despiertos así como sus
madrugadas, con los nervios despiertos mientras en el país duermen.
Anoche
-supongo yo- haciendo tiempo para el descanso y soñando y planificando acciones
que el común creería que no tendrían efecto y que muchos criticarían desde sus
casas, irrumpió por la avenida la muerte con sus dos ruedas. El fuego del odio
infame que nos corresponde a todos, pero que se le adelantó a Tinoco. Y el odio
atravesó su cuerpo y cayó sobre el petróleo. La ciudad, si no la patria,
suspiró y rompió en un llanto, no como una llovizna sino como un aguacero.
Le pido a Dios que no escampe. Que no pare el
aguacero para que su sangre baje, y baje por barricadas por aceras y por
barrios, y luego siga bajando hasta que rompa en el Torbes. Y luego siga
bajando mezclado entre arcilla y piedra y cruce pueblos y puentes y se
encuentre al río Apure. Y luego siga bajando regando de libertad a la sábana y
al llano, y conozca al Orinoco.
Y
ya no será Tinoco, y ya no será su sangre, ya no será sólo un joven que se
olvidó de lo propio y salió a buscar su patria, ni tampoco sólo un cuerpo al
que el tiempo desaparezca no sólo físicamente sino también del recuerdo de una
nación sin memoria, ahora será un río gigante que atraviesa el país entero.
Y
sobre ese río bueno que va cruzando la patria debemos navegar todos, buscando
la libertad, la justicia y la igualdad. Buscando cumplir el sueño de ese joven
vuelto agua, el de un país más fraterno, más humano, más digno. Ahora Tinoco es
río y su caudal lleva banderas, valentía y dignidad.
Yo me
voy por ese río, porque mi tierra está seca, seca en el alma, seca de mucho. Y
si la lucha calienta y el río evapora un poco, su caudal disminuirá pero
volverá más fuerte en forma de agua de lluvia, y siempre estará Tinoco, y
siempre estará la lucha…
y siempre estarán los sueños hasta que el país
sea libre.
COMPARTE PARA NO OLVIDAR
Daniel Tinoco Carrillo, de 23 años, estudiante de
Ingeniería Mecánica de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, fue
asesinado de un balazo en el pecho, durante una vigilia, el lunes 10 de marzo del 2014, en la noche,
en las inmediaciones de la Carrera 17 y la Ave. Carabobo, en San Cristóbal,
Estado Táchira.
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