martes, julio 30, 2019

LOS CANTARES DE RAFAEL ALBERTI Y PACO IBAÑEZ




Ay! qué regalo ha dejado en nuestros buzones Marcelo Sztrum. Escuchar a Rafael Alberti recitar y a Paco Ibáñez hacer retumbar las cuerdas de su guitarra y las de su corazón, es un deleite indescriptible. Una conmoción que pone a temblar el alma.

Qué manera de poner a cantar la palabra, de hacer del canto un río de amor sobre la tierra. Qué poetas estos que con una pena, un amor, una herida, una muerte levantan una fiesta con el viento y una ristra de lágrimas con el mar.

Qué manera de ponerle letra a la alegría, de teñir de colores la melancolía. Qué forma de vestir la rebeldía de un corazón enamorado. Qué halago  de guijarros resonando como duraznos, de besos sembrados en una sinfonía de castañuelas.

Qué enigma el de las amapolas enredadas en un madero sin cordajes, de olivos adheridos a los dedos. Qué derroche de tierra, de barro, de penas y de eso que queda después que todo se va.

Cómo escucharlo y no querer hundirse en las noches de verano, en los campos de vides, en la bravía coraza del toro, en las espigadas cumbres de uvas, en camino a ser vasija de vino.

Ay qué manera de revolverle a uno una lengua que canta, un sentimiento que borda sevillanas, un sismo que tiene sonoridad de cítara.

Qué regalo nos han dejado. Un paisaje de almendras, un trinar de ruiseñores y tórtolas. Una sed de jacintos, un ardor de bala, y un corazón que jamás desvanece.

Ay! cuando la poesía canta una copla antigua estremecida de barro y polvo enamorado.

Ay! de este corazón que se alboroza y desborda de música, encantamientos y soledades. Ay! qué voz la de Paco, qué cuerdas las de su guitarra que canta con él. De ese rostro de Alberti, zócalo antiguo que canta sus palabras como un niño enamorado. Qué lujo escucharlo leer poemas que salen en vuelo como una migración de pájaros en camino a los alpisteros del alma.

Qué lujo este a galopar entre ángeles fieramente humanos con alas de acero cosidas al pecho.

Aquí se los dejo para que los ponga también a galopar.

mery sananes


1 comentario:

siroco-encuentrosyamistad dijo...

Un verdadera sorpresa, dos grandes que desgustaré con lentitud, aunque yo era niño cuando aquel histórico 1969, el concierto en el Olympia de París de Paco Ibáñez supuso un hito en la lucha por las libertades.