CARTA ESCRITA ATRAVESANDO TEMPESTADES
para Carlos Iván en respuesta
Seguimos, Carlos, y qué equipaje has traído para la travesía.
Con un colibrí bordado en el pecho seguiremos atravesando tempestades y
tormentas para que con sus alitas puedan despejar el cielo.
Convocaremos las abejas para que desde el bosque de pomarrosas destilen
miel como si fuese un maná que trasmute la tristeza y la desesperanza en un
estruendo de risas.
Vendrán los ruiseñores a enseñarles sus cantos a los niños, y a dejarles
en sus miradas de sabor a golosinas, ese asombro al cual tú, Carlos, te asomas
cada día, para repartirlo como un pan de azucenas.
El corazón aromado de instantes infinitos hará su recorrido desde la
nostalgia hasta el cántaro que recoge el agua viva de los milagros.
Y cuando los pájaros se adormezcan, mecidos por la brisa de la noche,
vendrá la luna a incendiar los territorios de la alegría, esparciendo astillas
de luz en la oscuridad.
Y nosotros, Carlos, y los innumerables que jamás se han desprendido de
ese sueño humano que nos pertenece por esencia, seguiremos en ese dulce y
terrible oficio de hacer de cada tempestad un clamor de rayo escribiendo en los
cielos una carta de amor a los días. Un testimonio de agua sobre las tierras
resecas. Un brote de florerías colándose por un acantilado.
Gracias, por tus hermosas palabras, por tu afecto y tu hermandad, por
dedicarme tan dulces palabras que nos nombran y definen. Juntos andamos desde
hace mucho, navegando torrenteras, espantando sombras, construyendo corazas de
rosas a los corazones abatidos,
edificando casas de brisa sobre las interminables murallas que custodian
el odio de los otros.
Sí, seguiremos dibujando paisajes de aurora sobre días rotos. Convocando
la música del agua sobre la cuerda tensada del silencio. Y esparciendo polen
desde la estructura alada de las manos que alcanzan al otro. Y cuánto nos falta
aún por hacer.
Juntos seguiremos desalojando los motivos del lobo que los hombres sin
cordura le entregaron. Y sembrando
aluviones de astromelias sobre el sueño de una humanidad humanecida.
mery
25/03/20
DE CARLOS IVÁN ONTIVEROS
PARA MERY SANANES
Debajo de toda tormenta palpitan
corazones
y un aire perfumado de viejos aromas renace de la nostalgia
y su aroma vuelve a sentirse
Pero siempre aparece un colibrí de asomao y sin más, decide
realizar un plácido recorrido, metiendo su piquito donde no le llaman, y en ese
recorrido se ha encontrado con el cantar de los ruiseñores, con las sonrisas de
los niños con ojitos llenos de embusterías, con lunas de destellos blanquecinos
que acarician la piel, con semillas de sabiduría y palabras hilvanadas con
tesoros de corazones desbordados de asombros.
Con viejos sabios envueltos en sedas de poemarios
y un bosque de pomarrosas encendidos de luceros
Luego se ha marchado pera colgarse de la luna y pintarle de miel una sonrisa
con tu nombre.
Toda tempestad es una clama que está por despejar el cielo
Seguimos...
Para Mery Sananes
25/03/20
Mi
querida, Mery, un universo entero de gratitud, por tanto y por todo. En ese
universo tú brillas como un lucero que revive con sus cantos, cualquier fatiga,
y despejas cualquier sombra con perfumados rayos de sol. Honro este luminoso
sendero que transitamos y a todos y a cada uno de quienes nos acompañan. Un
abrazo inmenso es una extensión de nosotros a la eternidad.
Carlos
Iván Ontiveros
26/03/20
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