A
un arrierode
canciones
Canta una niña
con una muñeca en
sus brazos
que susurra a su vez
todo lo que escucha
desde su corazón
de lirios
sostenida en un amor
de hebras
en esos amaneceres
cuando de madrugada
se detiene a escuchar
la canción del día
mientras enjuga su llanto
en la transparencia
del agua
Y cuando eso ocurre
siempre hay un arriero
que se detiene a escuchar
una música que él recoge
antes de salir a sus tareas
por los caminos resecos
vacíos de risa y de
ensueño
Y en ese instante
se convierte en
arriero de canciones
que va dejando
en los caminos
palabras aladas
que siembra cada día
en los surcos donde
renace la esperanza
texto / mery sananes
imagen / de la web
La Canción de la Tierra
Fragmento
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