En estos tiempos de palabras inútiles, de silencios que aturden, de frases inconclusas y de un lenguaje que tiene su asiento en lo que no dice, esta reflexión de Kandinsky tiene la virtud de preguntarnos por ese hombre interior que, en definitiva, es el único que puede lograr el milagro de convertir un punto muerto en un ser viviente, de hacer resucitar los signos muertos.
En otras palabras, para llegar a la esencia del arte, que no es más que la expresión de la humana condición, Kandinsky nos revela que de lo que se trata es de lograr dar el salto del silencio a la palabra. De un silencio reverente a una palabra irreverente, capaz de transformar mínimas conmociones en grandes vivencias. Esas que requerimos para rescatar la vida de tanta muerte, la palabra de tanto ruido, el corazón del hombre de tanta mortaja. Vale la pena hacer el recorrido desde la ventana que nos vuelve espectadores hasta la calle que nos hace actores de un punto que sueña viajar en una línea infinita de alegría.
mery sananes
EL PUNTO
PUNTO GEOMÉTRICO
El punto geométrico es invisible. De modo que debe ser definido como un ente abstracto. Pensado materialmente, el punto semeja un cero.
Cero que, sin embargo, oculta diversas propiedades ‘humanas’. Para nuestra percepción este cero –el punto geométrico- está ligado a la mayor concisión. Habla, sin duda, pero con la mayor reserva.
En nuestra percepción el punto es el puente esencial, único, entre palabra y silencio.
El punto geométrico encuentra su forma material en la escritura: pertenece al lenguaje y significa silencio.
En la conversación corriente, el punto es símbolo de interrupción, de no-existencia (componente negativo) y al ismo tiempo es un puente de una unidad a otra (componente positivo). Tal vez es en la escritura su significado intrínseco.
El punto es además, en su exterioridad, simplemente el elemento práctico, utilitario, que desde niños hemos conocido. El signo exterior se vuelve costumbre y oscurece el sonido interior del símbolo.
Lo interior queda ‘amurallado’ dentro de lo exterior.
El punto pertenece al estrecho círculo de los fenómenos cotidianos con su nota tradicional: la mudez.
SILENCIO
El sonido del silencio cotidiano es para el punto tan estridente, que se impone sobre todas las demás propiedades.
A causa de su lenguaje monótono, todos los fenómenos corrientemente tradicionales se vuelven mudos. No oímos más su voz y el silencio nos rodea. Yacemos muertos bajo lo “práctico-funcional”.
CONMOCIÓN
A veces una conmoción extraordinaria puede sacarnos del estado letal hacia una recepción viva. Sin embargo, no pocas veces aun el más fuerte sacudón no alcanza para convertir el estado letal en viviente. Las conmociones provenientes del exterior (enfermedad, desgracia, preocupaciones, guerras, revolución) irrumpen con violencia y con efecto largo o corto en el campo de los hábitos tradicionales. Esta irrupción, empero, no es percibida frecuentemente sino como una ‘injusticia’ más o menos intempestiva. Entonces se impone sobre todos los demás sentimientos el deseo de regresar cuanto antes al sistema de los hábitos tradicionales.
DESDE ADENTRO
Las conmociones provenientes desde adentro son de otro tipo. Su causa está en el hombre mismo y dentro de él actúan. El hombre no es un espectador a través de una ventana, sino que se ubica en la calle. La vista y el oído atentos transforman mínimas conmociones en grandes vivencias. De todas partes fluyen voces y el mundo entero resuena. Como un explorador que se interna en territorios desconocidos, hacemos nuestros descubrimientos en lo cotidiano. El ambiente, comúnmente mudo, comienza a expresarse en un idioma cada vez más significativo. Así, se vuelven símbolos los signos muertos y lo muerto resucita.
Naturalmente, la nueva ciencia artística sólo podrá surgir cuando los signos se vuelvan símbolos y el ojo y el oído abiertos permitan saltar del silencio a la palabra. Quien no sea capaz de observar debe dejar en paz el arte teórico. Sus intentos en cuanto al arte no llevarán a ningún sitio, antes bien, acentuarán la separación hoy existente entre hombre y arte. Justamente son estas personas quienes hoy tratan de poner detrás de la palabra arte el punto final.
ARRANQUE
Mediante el arranque paulatino del punto de su letargo habitual, sus propiedades actualmente silenciosas engendran un sonido cada vez más recio. Estas propiedades –tensiones internas- surgen una tras otra desde lo profundo de su ser e irradian su influencia y efectos sobre el hombre, superando cada vez con mayor facilidad las inhibiciones de la costumbre. En resumen: el punto muerto se vuelve un ser viviente.
KANDINSKY
Punto y línea sobre el plano
Contribución al análisis de los elementos pictóricos
Barcelona, Barral, 1981, pp. 21-23
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