domingo, noviembre 28, 2010

MEDIA ISLA: EL LADO AISLADO DE UNA ISLA INDIVISIBLE





a seis años de su navegación inicial


Media Isla, el lado aislado de una isla indivisible, aunque le hayan inventado cercas y rayas imaginarias para atrapar la historia en dos bandos contrapuestos. Media Isla es como cortar el mar en dos pedazos o dibujarle fronteras a las nubes. ¿Pero acaso el hombre no se ha especializado precisamente en contradecir todas las leyes de lo humano?

Y TODO SE CONVIRTIÓ EN FRAGMENTO

Cuando se irguió por vez primera en sus dos pies y extendió su cuerpo vertical buscando el sol, el horizonte se le ofreció como un manjar para sus días. Sólo que pronto se le quebró para convertirse en territorio de alguien. Y desde ese malhadado instante de las reparticiones, todo se tornó en mitad, o en fragmento, o en pedazo roto de algo que aún no hemos podido recobrar.

Dijimos alguna vez, deletreando la canción de las islas, que era un lugar de horizontes e infinito, en el que la tierra se extiende mar adentro buscando una travesía de estrellas que se desbordas sobre los riscos, derramando un incendio de espuma y de sal.

LOS AZULES ESPEJOS DE LAS AGUAS

Posada donde el sol deslumbra sobre los azules espejos de las aguas en las madrugadas de peces que atajan las redes para dibujar señales de amor a los barquitos de vela.

Sólo que no eran veleros las naves expedicionarias. Y su arribo partió los espejos y desasistió la vida, instalando en sus albores una historia de resquebrajaduras que aún perdura y se extiende, sin que el hombre indivisible logre aglutinarse de nuevo.

LA MITAD DE UNA PALABRA QUEBRADA

Media Isla es entonces la mitad de una palabra también quebrada, afanada en reconstituir el alfabeto del agua.

Porque de las islas le viene al hombre esas ganas de vivir entre aguas, ese modo de ser marinero de pastos, sin equipaje ni ancla, aventurero como el viento, remoto como los tiempos, ligero y salobre, móvil como la marea que viene y va andando de la vida al asombro.

UN RÍO AL REVÉS

Hace seis años emergió Media Isla del mar Caribe en un recorrido de río al revés. Desde la desembocadura decidió ir hacia atrás, hasta llegar a las altas montañas desde donde se divisa la isla entera regada por los mismos cauces.

Y se hizo vertiente de la palabra y encrucijada para los transeúntes. Nacía cuesta arriba, como suelen aparecer los esfuerzos que perduran. Imagínense, hacer nacer una media isla en un territorio plagado de islotes.


FUNDAR UNA ORILLA SIN DEMARCACIONES


Pero estaba claro el objetivo. Había que fundar una orilla sin demarcaciones donde pudieran anclar ideas acuáticas, pensamiento de archipiélagos, tesituras de ese azul caribe, que reta todas las imaginerías.

Lugar para el encuentro de ideas desencontradas. Refugio de quienes tienen cercada la palabra . Centro para el debate, la discusión, el rescate de la historia fragmentada que está por reconstruir.

Sin cercas, ni nacionalidades, ni premeditación alguna. Un poner el ojo sobre lo que ocurre en el mundo, en el conjunto de medias islas que conforman el planeta y las disputas por su propiedad.

UN CLAMOR DE HISTORIA SUFRIDA

No podía ser mejor el título ni la intención. Cuando se parte un todo en dos, cada una clama por la otra. Y esta Media Isla es un clamor de historia sufrida, de arte que se restea con la vida.

República Dominicana, con la mitad de su isla y una historia fragmentada por guerras e invasiones internas y ajenas, con una retahila de tristezas que no las borran las líneas de demarcación, se yergue con sus poetas, escritores, narradores, pintores y músicos, para hacerle un expediente a la isla que no cuaja, a la vida que no se vive, a la muerte que no cesa.

PERSISTENCIA DE PIEDRA DE AMOLAR

Y lo hace desde una potestad de la palabra que se vuelve incienso de los días. Sin estridencias pero con persistencia de piedra de amolar.

Desde noviembre del 2004 hasta diciembre del 2009 tomó las rutas marinas de islas y continentes. En enero del 2010, en este año aniversario, Media Isla tomó la forma de revista digital, para anclar aún más lejanas sus recaderías.

En sus páginas que ahora corren más de prisa acampan muchos amigos que la han convertido en residencia de sus palabras, en asiento de sus testimonios, en solar de sus ilusiones. Una media isla donde convergen diversos pensamientos, gente de todas las latitudes, registrando el color exacto de su tristeza o de sus afanes.


OTRO SÁBADO TRECE PARA LA MISMA
CELEBRACIÓN

Nosotros que fuimos antiguos lectores y que ahora le dibujamos imaginerías a sus imaginarios linderos, celebramos con júbilo y alegría esta nueva estación, que ocurre otra vez en sábado trece, para reafirmar la vocación náutica de este empeño, que deja para los tiempos que vendrán, una insustituible fuente para el estudio de esta isla de aislados lados, como la designó René Rodríguez Soriano, escritor dominicano quien ha estado al frente de esta gestión desde sus inicios, con irreductible persistencia.

MEDIA ISLA LE SIGUE PINTANDO
COLORES AL MUNDO

Como entonces, cuando inició su expedición, Media Isla le sigue pintando colores a un mundo que aglutina con dedos que piensan, palabras que horadan, sentidos que recomponen. Dejando sobre las aguas azules de este archipiélago los trazos pasteles de los amaneceres, encendidos en cada uno, como el combustible necesario para reedificar la vida en este Medio Planeta a punto de estallar en pedazos y en vías de extinción.

mery sananes

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