jueves, abril 21, 2011
TUMULTO DE COLIBRÍES
A Michelino
Descendiste a prisa del canal
de los ríos dulces
para alcanzar la brevedad de
daniel que ya comenzaba
su viaje de pez en la estación
marina de tu madre
Y te volcaste sobre el oleaje
como un caballito de mar
hurgando entre las cornisas
de coral los predios para tus
embusterías mientras le susurrabas
a tu madre una sonatina para
mandolinas de amor
Cuando el rostro de daniel se
delineó junto al tuyo entre mareas
de amapolas surcaste la circunferencia
de tus sueños y le regalaste
para siempre el rubor de tu sonrisa
Y fue un concierto para dos
voces un dúo de marimbas y flautas
lo que estremeció el tiempo
inagotable del agua y el aluvión
de petalerías que se iban asomando
en la piel de durazno del corazón
de tu madre mientras aguardaba
el abril de las recolecciones
Y llegar fue como detener el
movimiento de los astros la
rotación del sol el agreste rumor de
las semillas al asomarse a
las primeras lluvias
Tú te subiste a los párpados de tu
madre como si quisieras enredarla
para siempre entre tus suspiros
y ella con daniel en el costado
izquierdo y tu en el centro mismo
de su solsticio emprendieron
el tiempo indescifrable de la savia
y el recorrido imperturbable
de la risa que brota desde los
huesos más diminutos del meridiano
Y sin embargo a los diez exactos de tu
tránsito por el laberinto de los labios
se detuvo sin clemencia la diáspora
de tus movimientos la sed de tus manos
y tuvimos que llevarte a los territorios
de la asepsia para que hurgaran en
los entresijos de tu sueño
la sal de tu vida
Y allí la ciencia te arrebató del
regazo cálido de tu madre y te entregó
a los espacios inhóspitos de los
laboratorios a los indicios insolentes
de las agujas los catéteres y los
hilos metálicos que se te enredaban
hasta en las lágrimas
en busca de un no sé qué
que jamás encontraron
Y fue sólo cuando juan jorge
atravesando mares y recogiendo
tus vestigios de caballito marino
deshizo tus amarras y te devolvió
a tu madre cuando al fin dejaste
salir el aire que te retenía
para que aflorara de nuevo
tu sonrisa como un revuelo
inesperado de caracolas
Y desde entonces no has dejado
de mirar la vida en todas sus instancias
alucinantes sus medidas inasibles
su resplandor de fantasía
Se anidó en el clavicordio de
tu garganta el trinar de todas
las pajarerías
y en tus bracitos alzados
hacia los confines de la luna
cabe la vida como un imaginario
de trompetas
De primero te ibas en busca
del naranja que el sol le derrama
a los atardeceres y en las mañanas
ascendías por tus rutas de escape
hasta el dintel de las ventanas
hasta exclamar como en un ritual
qué bonito está el día
Y entre tú y Daniel
se inventaron un abrazo adornado
de risas que le regalan a la madre
para que ella sepa que no fue en vano
la estadía en el jugo de sus amores
para que ambos saborearan
la raíz de miel el tallo de florerías
el talismán marino de que están hechos
De tí michelino conocí el primer
beso que como un tumulto de colibríes
hizo estación en mis adentros
y desde entonces un hilo junta tus sístoles
a mis diástoles mientras surcas las
orillas de los espejos que no alumbran
Mientras tu madre recoge arena
en los manglares de los ríos
que se vierten sobre el mar para
construir un cristal sin anverso
en el cual sebastián, daniel y tú puedan
para siempre prenderse de la claridad
de los días sin conjeturas
Alisa con perseverancia el telar
de su regazo aguardando el tiempo
de acunarlos de nuevo sobre el sembradío
del cual surgieron del tamaño de la vida
Y yo velo con ella semanas de siete
miércoles para atrapar entre los dedos
el sonajero de tus pasos la
algarabía de tus suspiros
el abecedario de un te quiero
que se cobija para siempre en
abrazos de cayena y girasol
ms
21 de abril del 2011
Etiquetas:
MS Libro de los Chipilines
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