miércoles, abril 13, 2011

JAPÓN, MARZO, 2011 - RAMÓN SANTAELLA YEGRE


Todo viene del mar cuando somos isla
la vida, la muerte, la esperanza
hasta los sueños se confunden y extravían entre el ruido de las olas

La luna es nuestro divino Dios de la noche más cercano que las estrellas
y a ella rogamos noches serenas y tranquilas

Pero el Sol naciente lo cubre todo en nuestros corazones porque somos isla y el mar nuestro horizonte

Robamos al mar cuando queremos vida para la vida y a él ofrendamos la nuestra
el mar está tan cerca de nosotros como la vida misma al lado de la muerte
en cualquiera de los días, basta un instante para morir o seguir viviendo

Después de lo ocurrido
30 voces en coro
infantiles todas
claman cual pichones hambrientos la ausencia de los padres

Dos jinetes apocalípticos llegaron allende de los mares devorando todo a su encuentro
30 niños inocentes aferrados al tiempo de la angustia como si fuesen viento acariciando rostros de muerte y avivando el fuego de la espera sin retorno

Cientos de escuelas vacías y miles de aulas llenas de sueños y esperanzas
mientras la espera se confunde con el llanto de gargantas hinchadas, larga, infinita como la ausencia, sin escala concebida

Un hábitat oceánico arrasado con casas y gentes ahogadas
cuerpos sin vida, sin poder asistir a la cita de nuevas edades
sin el compromiso cotidiano de amor ante los hijos
mientras el mundo corría precipitado en el abismo infinito de 30 sueños perdidos.

No es la Guerra de las galaxias
ni siquiera un supuesto viaje hacia las estrellas

El sentimiento es de soledad y silencio donde se ahogan las palabras o se truecan por llanto

El viento continúa su camino sin importarle vida o muerte
mientras las aguas regresan a la cuenca violentada ante el extravío de su arrebato de terror y espanto
dejando 30 voces sin aliento, absortos ante lo ocurrido
abrazados a Soledad
llorando en silencio sus voces sin respuestas.

Ramón Santaella Yegre*


Un poeta prestado a la geografía
o un geógrafo enamorado del paisaje
como todo poeta
en él ambos se conjugan armoniosamente
bajo la piel de un ser humano
que sabe escudriñar el corazón de las piedras
y descifrar los altos códigos de dolor
que la historia escribe en la
geografía de los hombres
sin paisajes

ms

1 comentario:

Profa. María Silva dijo...

Excelente Profesor se le recuerda con cariño