Hay días en que de pronto uno abre una página y descubre el universo. Observa un rostro y las preguntas más hondas encuentran su respuesta. Se detiene en la risa de un niño y toda la esencia de la humanidad se conjuga en infinito. Hay días en un hilo se enreda en otro, sin saberlo, buscando un tejido en el que quepamos todos. Así como hay días en que las tristuras se apoderan de las horas hasta hacerlas sucumbir. Como si alguna mano ajena rompiera parte de la frágil red invisible que se va armando de tanto insistir en la ingeniería sideral de la esperanza del hombre.
Allí en ese paisaje de Vallejo uno le toma la palabra a LLuis Lach y dice: dame la mano / para trazar el camino / hacia el gran lago de los sueños. Y a los versos de Fernando Bellido: traigo el amor endorso / en costado, enfrente, el amor / … / háganle sitio / que en él habrá sitio para todos.
Y se suma a ese inédito abecedario del futuro los versos-vida de un hombre-poeta, como lo son todos, que dispara sus saetas y nos dice: Estamos sin amor, hermanos / y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra. Y exclama su petición: Pero traigo ante todo / un deseo violento de abrazar, / atronador y grande / como tormenta oceánica. / Quiero hacer con los brazos / un solo brazo dulce / que rodee la tierra. / Yo deseo que todo, que la vida sea nuestra / como el agua y el viento. / Que nadie tenga nunca más patria que el vecino. / Que nadie diga más la finca es mía, el barco…, / sino la finca nuestra, de Nosotros los Hombres.
Se llama JORGE DEBRAVO. Su presencia física duró apenas 29 años (1938-1967). Nació en Guayabo de Turrialba, Costa Rica y es suyo el credo que dice:
Creo en todos los frutos que tienen jugo dulce, / creo que no hay frutos que tengan jugo amargo. / No es culpa del fruto si tenemos / el paladar angosto y limitado. … Creo en el corazón del hombre, creo / que es de pura caricia a pesar de las manos / que a veces asesinan, sin saberlo, / y manejan fusiles sanguinarios.
Hoy (2007) lo traemos a nuestras Embusterías para que haga travesía por sus versos, para que naveguen en sus días de naufragio y sobre todo para que acampen en su vasto territorio de esperanzas. Hay que recoger esos estambres, trabajarlos con amorosa paciencia, e insertarlos en la urdimbre de la vida, hasta que al fin, algún día, dibuje la verde y planetaria mesa servida del hombre.
3 comentarios:
http://www.poesia.org.ve/minuto.php?codigo=1634
Haremos el amor hasta que llegue el alba
Venturosos los que acogen al amor
en su morada
de ellos serán el pan el vino
la sal y las mieles contra el olvido
¡Que no caiga la semilla en la arena!
¡Que haya siempre leña
en casa de los amantes!
¡Que la mujer llegue a la cima
y el hombre ya la esté esperando!
¡Que en las manos de la mujer
crezca la raíz del hombre!
¡Que nadie muera
que no haya amado!
¡Que nunca sea torturado
el testículo del hombre!
¡y el pezón de la mujer
que siempre sea la flor!
que no sea torturado
que sea siempre la flor
De: Introducción a la pareja. Ibar Varas, Chile
http://www.poesia.org.ve/minuto.php?codigo=1634
Sublime, poeta Mery... Para disfrutarlo debo conservarlo. Con su permiso lo comparto. Gracias
Me saco lagrimas por sentir distintos sentimientos encontrados en sus poema . Lastima que voló tan pronto al infinito pero a la vez me dejo meditando sus palabras
Publicar un comentario