PASADIZOS
UNA
POESÍA ATREVIDA PARA EL DISFRUTE DEL VIVIR
Ramón
Santaella Yegres
Un nuevo libro
del historiador y poeta, Agustín Blanco Muñoz, en el cual su poesía no sorprende
al igual que en el caso de Ofrenda de música y Vida, Ahora, en
“Pasadizos” climatiza la prosa desde la narrativa de su existencia como si
fuera pintura abstracta. Se exige entonces de la imaginación del lector, la
puesta del límite en la interpretación y el descubrimiento de su tiempo de
experiencias y vivencias, muchas de ellas escondidas en cada uno de los
pasadizos propuestos a manera de incógnita en una ecuación de vida por
descifrar.
Se trata de una poesía atrevida por su forma y contenido (el mismo estilo propuesto en “Ofrenda de música y vida”). Porque en “Pasadizos”, conceptos, categorías y sujetos de acción se encuentran en relación directa con la vida y la muerte. Una misma dimensión. Comienzo y fin de la vida (tiempo histórico): Un pasadizo es / tránsito de la vida / y regreso festejado / o entristecido de / la misma muerte (p.11).
ESTOS PASADIZOS VAN HACIA OTRO PRESENTE
El poeta adhiere
su conciencia a su existencia en un constante reclamo, porque cada pasadizo
propuesto lo es, se reclama así mismo el extravío, la renuncia, el olvido, el
pasado, la vida, la muerte y el presente que quisiera transformar.
Es como no
admitir de manera explícita que los pasos dados dejan huellas y en el andar se
confunden con la sombra hasta arribar a los predios de la muerte, donde no hay
manera de borrarlos. Y por eso terminan formando parte de los recuerdos. En el
mismo proceso de reclamos asume el principio libertad, lo busca y termina por
negarlo.
Pero, no hay
presente sin libertad. Porque si es así, el hombre es una mentira: Si la
llamada libertad / se presentara como verdad / aceptada y permitida / el hombre
resultaría / la mayor de las mentiras (p.31).
Esta sentencia
compartida desconecta ese hombre en apariencia de los principios básicos, pero ese
hombre, asume el poeta, es almácigo de historia, sembrador de esperanzas y
realidades.
La poesía de ABM
refleja su existencia en pedazos de tiempo que han forjado “una” conciencia. Son
avatares de un tiempo inconcluso en cada pasadizo propuesto, donde estuvo
presente el amor, colofón del tiempo inconcluso: Hoy me cayó encima el / sereno
recuerdo de tu / encuentro y no tuve más / ojos para atraparte / y tenernos (p.70).
ADIÓS
AL TIEMPO DE LAS DESPEDIDAS Y QUE VIVA EL
PODER
DEL BESO
Un amor compartido,
recuerdo del extravío, tal vez, impensado de lo que pudo ser posible en el
dulzaino tiempo de las edades nuevas.
Esa vida
cuestionada, de reclamos, de tiempos inconclusos, de ganas por ser y dejar de
ser es lo que lleva al poeta a pensar en el drama de las despedidas y los
adioses:
Una despedida es un refugio / mayor de todas las tristezas / construidas que se vuelven lágrimas / de verdaderos / e inexplicables adioses (p.75).
El poeta concibe
las despedidas y los adioses como partes coherentes a la vida y la muerte,
dimensiones presentes en cada pasadizo propuesto, pero asume el valor necesario
para negar ese tiempo que resulta común entre humanos: El tiempo de las
despedidas / debe dejarse a quienes / sienten que les falta aprender / a hacer
y disfrutar el vivir (p.85).
Incluso niega el
poder del beso en esos momentos de los adioses: Porque hay que quitarle / al
beso todo mensaje / de despedida (p.87).
¿HACIA
UN MAÑANA SIN AMORES?
En un instante,
el poeta pasa de las denuncias, protestas y lamentos, a la acusación del espejo
por conspirar éste, con el hombre en la complicidad de los silencios como
reconociendo culpa en los hechos denunciados, por eso lo nombra:
“Altar de los
laberintos del hombre” (p.101). ¿Cuántos amaneceres, cuántos “hasta pronto” y
un regreso prometido, sin días ni horas, exterminando deseos, y el espejo
callado disimulando olvido? Ahora, tiempo de recuerdos y confesiones,
resiliencia latente, un alguien que permanece en la sombra, un rostro sin
espejo, sin mirada, Ayer y hoy de amores (p.123):
“Ayer no supimos que hacer y hoy / que sí lo sabemos nada
hacemos / distinto a preguntarnos lo que / ocurrirá mañana con el amor que / ya
no tendremos” (p.137).
Es el clamor de
un amor perdido en el tiempo, no olvidado.
LOS
RECADOS DEL ADIÓS CON ALEGRÍA
En esta historia
pasan los tiempos, despedidas, adioses, lágrimas y reclamos, porque el poeta se
considera desguañangado por la vida (p.39). Sin embargo, toma fuerzas y se
adentra en “Recaderías” (p.111), pero, más que un mensaje “sin destino”, se
disculpa ante lo que ha querido olvidar sin lograrlo, y que por ser parte de la
conciencia, retoma el poeta el adiós, convencido del paso de los años, sin
perder de vista, la cualidad del lamento por lo posible de otros tiempos y
expresa:
“Tal vez pensaste
desde / los recados del adiós / en los designios del ayer / que le
pertenecieron / a quien te mire en / cada una de las formas / de tu andar / de
empedernidas alegrías” (p,219).
En la parte
“final” del libro, “Poemas del camino” (p.227) es una especie de cierre o
conclusión de los trozos de pasadizos inventados para la denuncia y la queja,
como en un tiempo de resignación:
“Lo único que
quiero hoy / es caminar en el espacio de las gotas / que te sirvieron para
secar cada una / de tus penas de estandarte postergado / y olvidado (p.237).
AQUÍ
LOS TIEMPOS POLÍTICOS Y DE DISPAROS ROMPEN
CON
TODO AMOR
A partir de
“Disparerías” (p.251), el poeta rompe con los tiempos de amor, añoranzas y
extravíos, para adentrarse en pedazos de tiempos políticos que conformarían
parte de un nuevo libro, tal vez, otros y diferentes amores en tiempos de
pólvora, disparos, ideologías y muerte, esta última dimensión definiendo
continuidad de sus denuncias y reclamos.
PASADIZOS:
UN LIBRO PARA COMPARTIR VIDA Y POESÍA
Pasadizos es un libro de firme pegada poética. No desechable.
Atrapa y lleva al lector a compartir las propias experiencias de vida,
angustias y reflexiones del autor de una poesía que quiere ser compartida.
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