domingo, febrero 06, 2011

DE LAS PALABRAS - JULIÁN FERNÁNDEZ



Joan Miró
Alegría de una niña delante del sol



Aunque a no pocos se les antoje un disparate, la verdad es que todavía la humanidad no ha hecho su aparición en la vida. Como todas las grandes abstracciones la palabra humanidad no corresponde a ninguna entidad concreta, encerrando todo lo más una ‘ídea’ preconcebida, un ‘concepto’ de orden metafisico. Aún no se ha cerrado el ciclo de la prehistoria social. El hombre, socialmente considerado, no pasa de ser todavía una especie de sinantropus pequinensis. El mundo sólo ha conocido hasta la fecha formas de dominio de clase y la civilización no fue otra cosa que la expresión articulada de los intereses de las clases dominantes. Así que ha habido civilizaciones esclavista, feudal, burguesa. Una civilización humana,  no..

Julián Fernández
Nueva España, 11 de diciembre de 1930


“El pleito de la cultura” en Christopher Cobb, La cultura y el pueblo. Barcelona, Editorial AIA, 1981, p, 175.






Obsérvese que este texto data del año 1930. Y logra captar en su esencia la gravedad de la tragedia del hombre que en todos sus años de existencia aún no ha logrado articular una sociedad humana. Los años posteriores no hacen sino confirmar esta hipotesis. A mayores avances cientificos y tecnológicos mayor miseria y terror corroe el planeta. Lo humano, lo particular de esta especie que somos, no florece, sino que por el contrario tiende a desaparecer en sus posibilidades.

Sobre este tema hemos trabajado largamente, no sólo desde el punto de vista de las ciencias sociales (véase la cronología de la historia mundial que adelantamos en ABM, Clases sociales y violencia en Venezuela, 1974), sino también en el ámbito de la literatura y la poesía. Aqui en Embusterías están recogidos un conjunto de poemas que pertenecen al libro, aun inédito, titulado El Libro del Hombre. Y en el libro La trampa-engaño de la cultura - 2006, trabajamos in extenso la materia.

El tema viene al caso por lo que hoy se vive en este expaís, y en general en la totalidad del planeta, donde la muerte arremete permanentemente contra los espacios del vivir. Y la única manera de fundar una sociedad humana, reside en que cada uno de nosotros, desde su pequeña y diminuta parcela, comience a dejar de ser cómplices, silentes, resignadas fichas que otros mueven a su antojo, y vayamos construyendo, aunque sea a cuenta gotas, esa dimensión humana, que es la única que pueda salvar este triste y devastado planeta. mery sananes febrero / 2011

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